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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Opinión

Los jovencitos de 18 años, en medio del dolor, pedían por su mamá”, recordó Alicia Reynoso

Los jovencitos de 18 años,  en medio del dolor,  pedían por su mamá”,  recordó Alicia Reynoso

Gracias a la iniciativa de la profesora Sandra Rodríguez, alumnos y profesores de la escuela secundaria América Barbosa pudieron vivenciar en la voz de su protagonista, su experiencia  en Malvinas,  el coraje ,el dolor  y el olvido posterior de los gobernantes.


 

Cuando se habla de veteranos de Malvinas siempre pensamos en hombres. Sin embargo hay cinco mujeres que llevan ese título. Se trata de enfermeras que recibieron el reconocimiento en el año 2014.

Alicia Mabel Reynoso es oriunda de Larroque. Cursó sus estudios en nuestra ciudad, los  primarios en la escuela Sagrada Familia y los secundarios en la Escuela Normal.

Luego, su vocación la llevó a la provincia de Santa Fe, a la Escuela Superior de Enfermería en donde egresó con el título de Enfermera profesional, posteriormente instrumentadora quirúrgica en la Cruz Roja. Pasa a Buenos Aires en donde recibe el título de Técnica en Bioimágenes y con 25 años ingresa a la Fuerza Aérea Argentina, en una prueba piloto que integraba mujeres enfermeras a la fuerza, sin imaginar la historia de la que debería ser parte años después.

“Fue una etapa dura”-contó-no solo por el adiestramiento sino porque sus compañeros hombres, las miraban con recelo, no aceptaban que las mujeres también tuvieran acceso al grado militar.

“Vivíamos arriba de los aviones, realizando campañas de vacunación en los lugares más aparatados y desprotegidos del norte y del sur  de nuestro país.”

Llegó el año 1982. Se desató el conflicto del Atlántico Sur. Junto con otras 4 compañeras se asilaban en el aeropuerto militar del Palomar. “No sabíamos lo que era una guerra”.

Cuando al ver pasar delante de ellas las armas y vehículos recién tomaron conciencia. La realidad las golpeó, las hizo flaquear y sollozaron. En ese momento un superior que las vio las reprendió : “Acá no podés llorar. Las lágrimas guardalas para la vuelta”.

Junto a sus compañeras fue enviada al hospital Reubicable hacia el Sur (Comodoro Rivadavia).Se trataba de un hospital de “camas calientes”, es decir, era necesario actuar rápido, con determinación y eficiencia para curar a los heridos y derivarlos, y seguir recibiendo a otros.

Allí no solo tuvieron que curar las heridas del cuerpo, sino las del alma. ”Los soldados veían en nosotras a su mamá, su novia o su hermana”, a la  imagen protectora que necesitaban en ese momento.”Los jovencitos de 18 años, en medio del dolor , pedían por su mamá”.”Llamála a mi mamá, decíle que estoy vivo”.

“Teníamos miedo-confiesa-Yo no me curo más de ésto” y evoca el recuerdo  de los soldados del norte argentino, vestidos con ropas propias para su clima , inapropiadas para el  crudo y penetrante frío, con hambre por la falta de distribución de alimentos, pero con coraje.

“La Argentina no se rindió-aclara- mientras se firmaba el cese de las hostilidades la fuerza aérea seguía combatiendo”. “A una guerra no la gana nadie. Una muerte no justifica una victoria”.

Al volver de la guerra las separaron y a ella  la enviaron nueve meses a Córdoba con estas instrucciones :”no hable nunca de lo que vió”.”Ellos no querían que se sepa la verdad”.

En el año 2004 y 2005 viaja en la primera y segunda misión de los cascos Azules a Haití.”Ví morir los niños de hambre”. Se  quiebra y hace una pausa.””Eso sí es hambre”.

En el año 2009 comienza su lucha por la visibilidad de la mujer en el conflicto del Atlántico Sur.

“Hay desaparecidos fallecidos y desparecidos vivientes”-dice.Es en ese grupo que se encuentran las mujeres enfermeras. “Hasta nuestros propios compañeros nos negaron”.

Y por fin llegó el reconocimiento. Junto a sus colegas participó como veterana de Malvinas en el Desfile del Bicentenario de nuestra Independencia. También forma parte del anuario del bicentenario “200 años, 200 soldados”.

Ni ella ni sus compañeras , reciben ninguna pensión de guerra , el gobierno ha saldado  , al menos ,la deuda moral, manifiesta.

En 2017 presenta su libro “Crónicas de un olvido”, donde cuenta sus vivencias durante la guerra de Malvinas.

Actualmente continúa en la Fuerza Aérea, en diferentes proyectos referidos a la mujer y Malvinas y dando charlas en distintos lugares del país, reivindicando el rol de la mujer en una sociedad aún machista…sembrando conciencia a las generaciones futuras.

               

 


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