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Diario El Argentinomartes 23 de abril de 2024
Ciudad

Simulacro de emergencia en el aeródromo local

Simulacro de emergencia  en el aeródromo local

La diferencia entre la vida y la muerte a veces depende de segundos, acaso minutos. Hacer las cosas pero con un método y un protocolo es lo que permite evitar la superposición de esfuerzos y con ello lesionar la capacidad de respuestas en materia de emergencias.


Ayer se realizó en la ciudad el tercer congreso de Emergentología, organizado por el hospital Centenario y que se desarrolló en el Aeródromo local.

Con más de 300 participantes de Corrientes, Formosa y Entre Ríos, este espacio de capacitación vinculó a los Bomberos Voluntarios de distintas ciudades entrerrianas, al personal de Prefectura Naval, de Gendarmería Nacional, del Ejército Argentino y de la Policía de Entre Ríos, como así también los distintos servicios de emergencias.

Por la mañana y gran parte de la tarde el tiempo fue destinado a capacitaciones teóricas y a partir de las 17 comenzaron los aprestos para los ejercicios prácticos.

El simulacro

Para realizar el simulacro de un siniestro entre una avioneta y un colectivo de línea urbana se utilizaron quince actores, que representaron a las víctimas con heridas de distinta consideración e incluso algunos fatales.

A las 17:45 desde el aeropuerto se dio la señal al sistema de emergencia ´que había ocurrido un siniestro protagonizado por una avioneta, que impactó contra el micro.

Cinco minutos más tarde, los primeros en ingresar a la escena de la emergencia fueron los policías, quienes acordonaron la zona y esperaron la llegada de los Bomberos, que arribaron apenas unos segundos más tarde.

Lo primero que hicieron los Bomberos fue asegurar la zona donde iban a intervenir. Para ello cortaron la corriente tanto de la aeronave como del micro y recién, el responsable del comando de incidente unificado, dio la orden de atender a las víctimas.

Este aspecto es fundamental, porque muchas veces por las ansias de colaborar se superponen esfuerzos y se puede dañar la real capacidad de respuestas en situaciones extremadamente límites.

A medida que llegaban las ambulancias, se ubicaban de “culata” al siniestro, de modo de facilitar la salida de la zona. Simultáneamente, personal de Defensa Civil contenía a los heridos más leves.

El simulacro fue de tal realismo, que los organizadores pidieron al público que intervinieran de manera espontánea, ejerciendo el rol de familiares de los heridos. La participación del público fue intensa, porque a más de una “el estado de nerviosismo” le salió como si fuera una actriz profesional.

La segunda vez que se pidió la participación del público, fue para poner en práctica una nueva estrategia: se le pide a los curiosos que le den la espalda a la escena del siniestro, se entrelacen sus brazos y así impiden que curiosos y familiares rompan el cordón de seguridad.

El simulacro de ayer no fue un espectáculo, sino la puesta en escena de cómo las personas capacitadas para salvar vidas deben actuar, justamente para que nada quede librado al azar y esos segundos –que hacen la diferencia- siempre estén a favor de la vida.

 


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