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Diario El Argentinomartes 16 de abril de 2024
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Mujeres que hacen cosas... Lo ancestral como conjuro frente a la rutina

Mujeres que hacen cosas... Lo ancestral como conjuro  frente a la rutina

Silvina Esnaola EL ARGENTINO Llegamos a ella por las danzas circulares, que si bien son ancestrales, su práctica es nueva en Gualeguaychú.


 

Y Violeta Paccot es la facilitadora de estas danzas, desde que volvió a nuestra ciudad, con su carrera docente hecha y completa en Río Gallegos.

 

Nacida en Hasenkamp, de chiquita vino a Gualeguaychú, hasta finalizar su profesorado de maestra jardinera, que la llevó al sur, donde viven sus hijos santacruceños.

 

Ya jubilada, regresó junto a su esposo Darío dispuesta a cuidar de su papá, que acaba de cumplir 90 años y recuperar afectos que quedaron aquí.

 

“Ahora me estoy reencontrando con mis amigas de la infancia, del barrio, de la escuela. Es muy movilizador”, compartió.

 

Y como dijimos que la convocamos por ser quien coordina las danzas circulares en la Casa de la Cultura, le preguntamos para empezar ¿qué son?

 

“Se denominan danzas circulares sagradas o danzas del mundo. Lo inician las primeras comunidades que habitaron el mundo, que bailaban en grupo alrededor del fuego.

 

Esto tiene que ver con lo ancestral y lo cultural”.

 

Más aquí en el tiempo, las inició el alemán Bernard Wosien (1908-1986) bailarín, coreógrafo, maestro de danza y artista plástico. Desde los ´60 Wosien, estudió Teología, Danza, Historia del Arte y Pintura, estuvo intentando restituir los primeros movimientos simbólicos de las danzas, empezando a recopilar Danzas Folklóricas y Étnicas de algunos países del hemisferio norte.

 

De él parten entonces estas rondas actuales, de las que Violeta contó “una vez que la enseñás, cuando entrás a la ronda, el que mira de afuera no sabe quién facilita la danza, porque no hay jerarquías. Todos somos uno, todos iguales, todos estamos en la misma distancia. La principal característica es que es una práctica grupal, comunitaria. Ese sería el distintivo de las danzas circulares”.

 

 
-Son circulares, ¿alrededor de qué?, preguntamos y Violeta respondió “en las mías siempre hay una vela, que representa la luz que todos tenemos en nuestro interior. Y esa luz se expande y se trabajan valores amor, paz, tolerancia, generosidad. Ese es el significado, no hay otro”.
 

 

-¿Cómo trabajan los valores?

 

“Puede ser que la ronda esté centrada sólo en bailar; los movimientos se siguen porque son muy simples. Las danzas tienen el tip del aquí y el ahora. En cuanto un pensamiento vino a la mente te perdiste, dejaste de escuchar a música y seguir el paso. Cuando una danza requiere un poco más de compromiso y concentración, se explica y si es necesario lo hago un par de veces, hasta que la danza fluye”.

 

 
-Intuyo que las melodías no son rápidas ni ruidosas, sino relajantes....

 

“No. Hay de todo. Hay alegres, vivaces -para que se escuche la voz- y las cantamos y jugamos. Otras son mantras para meditar. Todas son grupales en el sentido que todos bailamos juntos, pero no siempre en círculo: se baila en pabellón, en pareja, en espiral, de a tres... Como tantas danzas hay en el mundo, hay tantas formas de bailar”, agregó.
 

 

-No lo tomes a mal, pero esto puede sonarle a muchos como a cosa rara: no es baile, gimnasia, meditación, entonces, ¿qué es?

 

“Te podría decir que es un poquito de todo. Y es verdad lo que decís, de que puede sonarle raro a muchos, porque en Gualeguaychú no se conocía. El ser humano prejuzga y esto no tiene nada de raro. Y la posibilidad que dan las danzas circulares es que las pueden hacer desde un niñito a una persona de noventa años. Y como no hay jerarquías y no vamos a ver cómo baila el otro sino a hacerlo con el otro, permite movernos en libertad”.

 

Los encuentros (Violeta aclaró que no son clases) son gratuitos, se hacen en Casa de la Cultura los viernes a las cuatro de la tarde y duran algo más de una hora.

 

 

 

-¿Qué se logra?

 

“Tiene lo mismo que cualquier actividad física. Con las primeras danzas, de mucho ritmo, ponemos a punto el cuerpo y el corazón, luego bajamos hasta llegar a la meditación para irnos relajados. Esta práctica te saca de la cotidianeidad, de la agresividad del mundo, y si estas en el aquí y el ahora, lográs encontrar esa paz que todos tenemos.

 

 
- Es un recreo...

 

“Nunca mejor dicho”, afirmó, para consejar “si no vas a danzas circulares, hacé algo que te sirva, regaláte una hora, el tiempo que puedas, para vos. Si se tiene paz, si se es feliz, si se es agradecida con la vida, se refleja en los otros....

 

 
-¿Y qué te produce focalizar danzas circulares?

 

“Es un desafío permanente a mi mente, cuerpo y espíritu por la confianza que debo tener en lo que me llega. A veces voy a la ronda pensando hacer algo y de repente debo cambiar el encuentro. Me encanta que despierte en mí la posibilidad de no ser estructurada, de no tener temores. Me modela todo el tiempo y saca, creo, lo mejor de mí...”

 

Además, los encuentros con Violeta pueden servir no sólo para quienes participan, sino para otros. Como el de este miércoles 23 a las 20,30, que será una noche de danzas por la paz a la que estamos todos invitados. Pero hay un objetivo, así que podremos sumar nuestro porte colaborando con una caja de leche larga vida para el merendero Pelota de trapo, que lleva adelante Cristina Martínez.

 

Se aconseja ir vestidos con ropa blanca o clara. Pero por sobre todo, dispuestos a conectarse con ese momento y nuestro interior. Para disfrutar de sentirnos bien.

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