Rivas llegó sonriente a notificarse a Tribunales y  escuchó la lectura de las denuncias de sus víctimas

A las 7:55 y ante la presencia de una decena de periodistas de medios nacionales, provinciales y locales, Gustavo Rivas, junto a su abogado defensor, Raúl Jurado, intentó abrirse paso entre camarógrafos y fotógrafos con una cordial sonrisa.

Bien peinado, calzado con zapatos negros, pantalón de vestir y una fina campera de lana, Rivas hizo gestos de no poder hablar con la prensa, al tiempo que dibujaba una sonrisa en su rostro.

¿Qué le parece tan gracioso? Le preguntó el movilero de América 24. Rivas continuó su paso rápido atravesando la recepción de Tribunales y fue escoltado por un policía hasta la oficina del jefe de Fiscales Lisandro Beherán y Martina Cedrés.

El Ministerio Público Fiscal sustenta la imputación en los Artículos 125° (promoción de la corrupción de menores) y 125° bis (promoción de la prostitución) del Código Penal.

Durante tres horas el acusado estuvo sentado escuchando la lectura de las declaraciones que fueron realizando por cuatro víctimas desde el jueves 27 de julio, cuando comenzaron a declarar en Paraná y en los Tribunales de nuestra ciudad, tras la publicación de la Revista Análisis y el allanamiento realizado ese mismo día en su casa de Mitre 7.

Los damnificados declararon bajo identidad reservada y en el momento de la lectura de sus denuncias, a Rivas no se le reveló la identidad de las mismas. Al consultarle si iba a ser algún tipo de declaración, Rivas se abstuvo.

Su último trámite fue asistir a una audiencia ante el juez de Garantía Nº 2 Mario Figueroa,  para recordarle las medidas de restricción que recaen sobre Rivas, en la que se le prohíbe acercarse a sus víctimas.

Eran casi las 11 de la mañana cuando el imputado salió por la puerta principal de Tribunales de calle Sáenz Peña, para ser abordado nuevamente por los periodistas presentes.

En ese instante, Jurado aclaró que Rivas acudiría a Jefatura Departamental de Policía para “una identificación de rutina” y que permanecería en libertad porque “los delitos imputados tienen una pena de tres años y permiten una condena de ejercicio condicional, por lo tanto no va a quedar detenido, puede morirse mañana, puede pasar cualquier cosa en el terreno de los supuestos”, dijo el letrado.

Al referirse a  la carátula de la causa, agregó  que continúa “como promoción de la corrupción y la prostitución y de acuerdo a la cantidad de casos la máxima pena va  mutando pero la mínima siempre es la misma”.