El predio La Delfina

 

Los años pasaron y el viejo edificio de arquitectura caribeña, en el que una vez funcionó la confitería del camping municipal La Delfina, llegó al grado de deterioro en que se ve hoy, producto del desinterés y la ineficiencia de los gobiernos municipales.  Ojalá que al menos esa estructura se convierta en un refugio para personas que viven en la calle o se convierta en un albergue para artistas callejeros.

Es un espacio que podría aprovecharse para una gran cantidad de actividades, como lo fue siempre. A fines de los ’70 había allí una intensa actividad artística y cultural.  Años atrás sus salones estuvieron llenos de vitrinas con piezas arqueológicas de nuestros antepasados, cuando en ese lugar funcionaba, el Museo Arqueológico Manuel Almeida.

Hoy solo se acumula todo tipo de desperdicios, dejados por los habitantes ocasionales, que utilizan algún rincón para pasar la noche y por los perros callejeros, que toman el viejo refugio como albergue nocturno o para darle protección a sus crías.

Era tiempo que las viejas instalaciones, comenzaran a ser intervenidas y se conviertan un parte del circuito turístico que comenzó a gestarse en 2014 cuando se inauguró el Vía Crucis, que pronto incorporará la XV estación del Cristo Resucitado, una escultura de tres metros de altura  realizada por el escultor local Oscar Rébora, que apunta a generar un espacio con el fin de promover el turismo religioso en ese sector del Parque Unzué grande y se necesitarán baños públicos y espacios gastronómicos para atender a los turistas que participen de esos encuentros de sanación espiritual.  Ya era tiempo de que ese sector del camping municipal se abordara de forma integral.