Mujeres que hacen cosas...
Disfruta de la pasión que la mueve y sostiene Silvina Esnaola EL ARGENTINO
Abrazó las letras, el teatro, la docencia. Y sus alumnos siempre la llamaron MartaLedri, todo junto.
“No era ni “la Ledri”, ni “la vieja de Lengua” ni “la de Literatura”. Me llamaban así, en bloque”, compartió, y después agregará que supo de un par de epítetos con los que sus alumnos se referían a ella.
En la entrevista, recordó que fue profesora antes de tener el título, porque a dos años de egresar de Villa Malvina, la religiosa María Romero -su profesora de Literatura, su inspiradora, como dijo- la convocó como preceptora.
“Tenía 19 años, dos más que los alumnos de quinto”, destacó, todavía sorprendida.
“Estuve muchos años cubriendo licencias y en ese entonces Villa Malvina quedaba lejos y los docentes no teníamos la posibilidad de comprar un auto porque dependíamos de nación y el sueldo llegaba con retrasos. La distancia al colegio implicaba tomar dos colectivos o depender de la generosidad de Mirta Stadler, con la que me coincidían los horarios. Perseveré y me jubilé en 2012 con 42 horas de cátedra”.
“Por ahí para el docente nuevo esto no es significativo, pero de alguna manera ya es historia, porque era otra manera de vivir”, consideró, porque además, había pocos colegios, entonces estaban los docentes inamovibles en la lista, y las nuevas debíamos esperar una licencia o una jubilación para que nos llamaran a un colegio público”.
En este punto, Marta apuntó que equilibró la docencia en el ámbito privado y el público y además, en cursos con mayoría de mujeres o de varones.
“También trabajé veinte años en la Escuela Técnica 2, de la que tengo los mejores recuerdos. Eran chicos iniciados en el ámbito del trabajo, que me decían “señora” y después supe que se referían a mí como “la de pisada de condesa”; y con el tiempo, son los que llamo cuando necesito un electricista, un técnico, hasta un enfermero y por ellos supe también que hablan de mí como la profesora que no olvidan...”
Saber esto fue un premio, un regalo. O todo junto.
Con un profesorado y una licenciatura en Letras, Marta se especializó por iniciativa propia en Literatura griega y en teoría literaria.
“Considero que el profesor tiene que estudiar y hacerlo todos los días. Esto es pasión. Me sostuvo y me sostiene. Para sanarme, porque me produce una enfermedad estar fuera del aula, tengo dos grupos: uno de teatro, formado con alumnos del Sedes, que por respeto al profesorado de la UADER no decimos que somos actores sino personajes a los que nos corre por la sangre la tinta de la literatura, y representamos las obras universales para que se difundan, porque entendemos que el teatro y la literatura están íntimamente unidos”.
“El 16 de mayo se cumplieron 100 años del nacimiento de Juan Rulfo -comentó, para contar “convoqué a Ordo Vagorum (el grupo de estudiantes de la carrera de Letras del Instituto Sedes Sapintiae que formó. El nombre significa en latín la Orden de los vagos y alude a los estudiantes universitarios de claustro, de la antigua edad media, que se escapaban a la noche y enseñaban al pueblo lo que aprendían). Hicimos Pedro Páramo y fue de una belleza y emoción enormes”.
El teatro viene de lejos para Marta, que comenzó a hacerlo con Elvira Cepeda y Enrique Bugnone y continuó con sus alumnos del secundario como experiencias de ponerles voz a los personajes literarios. Otra manera de enseñar.
“Estoy convencida que habría menos drogas y menos adicciones si hubiera más teatro y más arte, porque el arte sublima, cura y crea vínculos para toda la vida”, dijo convencida.
En paralelo y para dejar salir las poesías que escribe, integra el grup De profundis, junto a Susana Bugnone, Martín Pucheta, Carla Olivera, Melina Montenegro, con quienes se reúnen a estudiar “y cumplimos como si fuera la escuela”.
El año pasado trabajaron con autores expresionistas alemanes y llegaron a Juanele Ortiz y para este año se proponen trabajar la novela de Libertad Demitrópulos “El río de las congojas” y como dijo, “vamos a producir material de estudio para aquellos a los que más que el puntaje, los mueva la pasión”.
Ya se vio que la pasión está presente, y se la ha visto contagiarla a quienes ha decidido apoyar en sus presentaciones de libros.
Y se considera escritora tardía, debido a que, como dijo, la energía que ponía para el aula le quitaba tiempo a la escritura.
Y ahora, además de estudiar, de llevar adelante su casa, de atender a su familia, de apoyar a escritores jóvenes, escribe poesías que publica en su muro, “un manera fugaz de hacerlo”, como entiende Marta Ledri, de la que sus ex alumnos decían “la de pisada de condesa”, por su caminar influenciado por la danza.
Este contenido no está abierto a comentarios