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Diario El Argentinojueves 28 de marzo de 2024
Policiales

Avioneta narco: una curandera fue detenida

Avioneta narco: una curandera fue detenida

El juez federal Leandro Ríos imputó a una mujer curandera en la causa que investiga el avión con cargamento de marihuana que aterrizó en Colonia Avellaneda (Paraná) y que está vinculada a narcos de Paraná.  



El juez adoptó esa determinación porque esta curandera, en su calidad de guía espiritual, estimuló a los dueños del campo (los hermanos Ghibaudo), a concretar el negocio con la banda narco. Es decir, no como parte de la organización con la que no tuvo ningún contacto, sino en ese rol específico. La mujer, de 74 años, quedó detenida la semana pasada y el lunes le otorgaron el arresto domiciliario. En su declaración negó todo tipo de vinculación con el narcotráfico.
La curandera vive en Paraná y se dedica “a sanar con la palabra y a rezar por sus clientes”. Entre los creyentes de estas prácticas que acuden a ella, están los hermanos Omar y José Ghibaudo, dueños de un campo en Colonia Avellaneda y otro en María Grande. Los productores agropecuarios habrían tenido serias complicaciones económicas en el último tiempo y cada cuestión relativa a su trabajo era motivo de consulta a esta mujer, consignó el diario Uno de Paraná.
Al parecer, entre estas decisiones consultadas a la curandera estuvo la operación narco que se produjo el domingo 28 de mayo, en el campo de Colonia Avellaneda, donde habían aplanado una parte del terreno a modo de pista de aterrizaje. 
Aquel domingo en horas de la tarde, efectivos de la Delegación Paraná de la Policía Federal, con grupos especiales, truncaron el trasbordo del cargamento de la droga que había llegado en una avioneta desde Paraguay y aterrizó en el mencionado campo, cerca del arroyo Las Conchas. Allí detuvieron a José Marcial Caballero, un operador de la banda liderada por Daniel Celis y su hermano Miguel. También apresaron a los hermanos Ghibaudo, y al empleado de estos, Luis Orlando Céparo.
Los Ghibaudo no eran parte de la organización narco, sino que les imputan haber acordado con sus integrantes el negocio de facilitar el lugar para aterrizar la aeronave. Y, al parecer, consultaron a su guía espiritual por esta operación comercial, al igual que lo hacen para cualquier otra actividad. Es decir, la mujer los asesora o aconseja ante eventualidades de la agricultura o la ganadería, para la cosecha de sorgo o cuando tienen a un animal enfermo, por ejemplo, y su palabra en ellos tendría un peso determinante.
En este sentido, la curandera quedó implicada en el caso a partir de los contactos telefónicos con los Ghibaudo, cuando por este medio le realizaban distintas consultas. Y una de estas fue sobre la llegada de la avioneta. Según la imputación, la palabra de la curandera fue determinante para que los dueños del campo concretaran el negocio, aconsejándoles que se mantuvieran en silencio.
En este sentido, el juez imputó a la señora que, “mediante diversos asesoramientos telefónicos y consultas personales en su domicilio, determinó a los hermanos Ghibaudo para que se decidieran a realizar el aporte a la actividad ilícita organizada que les ha sido imputada, influyendo en la elección de pistas o áreas de aterrizaje que pusieron a disposición de los organizadores del tráfico de estupefacientes, como así también la forma disimulada en que debían proceder para ello, creando los estímulos psíquicos necesarios en ellos para que adoptaran finalmente la resolución delictiva, valiéndose de su ascendencia o influencia en los inducidos por su calidad de curandera o consejera espiritual”.


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